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jueves, 12 de marzo de 2015

Adho Mukha Vrksasana y otras posturas invertidas




Adho Mukha Vrksasana o postura sobre las manos, llamada a veces el pino tiene todos los beneficios tradicionales de las posturas invertidas. También exige mucho el desarrollo de la fuerza física, prácticamente de todo el cuerpo con un enfoque importante
para la espalda, los brazos y las muñecas. Además de ser un trabajo fuerte con el cuerpo, desarrolla el sentido de equilibrio. 
  Es cómodo y muy útil aprender este āsana con el apoyo en la pared. Al subir en la postura, se apoyan los pies en la pared y después se hace un intento de separarles y mantener solo. Un minuto es buen tiempo para mantener este āsana.
  Vrschikasana - la postura sobre los antebrazos, llamada tambien el escorpion, es otra variación de las posturas invertidas muy conocida. Es un āsana que exige mucho equilibrio, la fuerza de los brazos y de la espalda. La
mejor forma de aprender hacerla es con un profesor, pero también se puede aprender con el apoyo en una pared. Los
pasos para entrar en la postura son siguientes: primero hay que subir en el sīrṣāsana, luego separar las piernas, doblar las rodillas, arquear la espalda. Si se aprende con el apoyo de la pared, es el momento, cuando con los dedos de los pies se busca la pared y luego, se separa la cabeza del suelo y se sube en la postura. Al estar en la postura, hay que intentar separarse de la pared y mantener un rato. Cuando se aprende bien esta postura y se puede hacerla solo, el tiempo adecuado de la práctica es más o menos un minuto.
  Además, existen múltiples variaciones de postura sobre la cabeza - Sirsasana con diferentes posiciones de las piernas y los brazos.
   Por ejemplo el Sīrṣāsana con el loto. Es una postura exigente y relajante. Estas dos cualidades tan contradictorias dividen la práctica de un practicante en lo antes y después. Cuando aprendemos esta postura y en el principio de su práctica, se manifiesta más la cualidad exigente de la postura. Exige mucho la fuerza física, la apertura de la cadera y movilización de las rodillas. Para hacerla y mantenerla se exige un nivel de concentración muy alto. Es un āsana avanzado que provoca muy rápido la activación y el
movimiento de la energía interior. Al estar en esta postura, rápido se entiende el concepto que el cuerpo es el portador del alma. Al aprender la postura y poder estar algún tiempo, se sienta muy fácil que el cuerpo es como una pieza y está aparte de la energía interior. Y también que esta energía es algo independiente del cuerpo. Se puede sentir que el cuerpo y la energía son como un vaso de cristal y el agua que está dentro. Por ahora ocupan el mismo espacio, pero son totalmente diferentes, tienen distintas cualidades y uno solo sirve para mantener algún tiempo a otro. 
  Con el tiempo, el practicante empieza hacer este āsana con facilidad y un día se nota que la cualidad de la práctica de la postura se ha cambiado. Ya no es necesario ningún esfuerzo y se puede notar que es una postura muy relajante.
  El Sīrṣāsana con el loto y los brazos estirados. Es una postura más exigente para el cuello. Esta exigencia también desarrolla la musculatura del cuello y así prepara al practicante para estar más tiempo en el sīrṣāsana. Las manos en esta variación no ayudan a mantener el peso, solo ayudan con el equilibrio. Además esta ayuda con el equilibrio es muy pequeña lo que
exige al practicante aprender lo que es el punto de equilibrio y estar en este punto bastante tiempo y con  facilidad. En general es una variación de sīrṣāsana que obliga al practicante a encontrar este punto de equilibrio, encontrar el propio centro y firmemente re-conectar con él. Esta exigencia de estar bien en el centro, de sentir o casi ser el punto de equilibrio se relaciona con la forma de entrar en la postura. Primero se entra en el sīrṣāsana con el loto. Y luego hay que mover las manos, estirándolas. Primero una y luego otra. En este momento del movimiento de un brazo, el practicante tiene que ser el centro de equilibrio. Es justo el momento cuando aparece un sentido de que el mundo interior, lo que es el practicante, se disminuye hasta un punto de concentración o mejor decir un punto de conciencia y este punto tiene que estar muy firme. Es otra forma de la práctica de entrar en una conexión profunda con el yo interior. Al aprender mover los brazos en diferentes formas en esta postura, ayuda a
estar cómodo y seguro en el sīrṣāsana con el loto. Desde este punto de vista esta postura del loto con los brazos estirados es una forma de preparación del practicante para meditar en el sīrṣāsana con el loto. Otra variación que es todavía más estricta para sentir y entender lo que es el equilibrio es la misma postura con el apoyo solo sobre los dedos índices.
  Todas estas posturas  hay que trabajar con mucho cuidado y sin prisa. Lo que realmente ayuda a aprender estas posturas es la continuidad en la práctica. De día a día, pasando de una postura más simple a otra más exigente, poco a poco aumentando el tiempo en cada postura se puede llegar al éxito y convertir la práctica física en una práctica meditativa, cundo realmente se nota la función del cuerpo como un portador del alma y realmente se conecta con el mundo interior que es verdadero yo.  

   
 

1 comentario:

  1. Gracias por compartir tu maestría. No deberíamos ni de existir, pero aquí estamos por la Gracia de la Madre.

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